El diseñador francés
presenta una colección muy vanguardista y llena de color, inspirada en el glam rock y en la película Confesión de un hijo del siglo, rompe
así con la relativa monotonía que se había impuesto en las colecciones vistas
hasta el momento.
Como siempre, los desfiles
de Jean Paul Gaultier son una explosión de diversión y energía positiva, un
soplo de aire fresco entre tantos corsés.
Como decía, el diseñador
propone looks vanguardistas, con
creaciones pictóricas y de inspiración glam
rock. Juega con la ambigüedad introduciendo looks masculinos, chisteras y
como viene siendo ya habitual, con la participación del modelo masculino Andrej
Pejic.
Los protagonistas del
desfile fueron las creaciones en piel, los corsés (al igual que en la colección
de Versace) y las transparencias
Para la noche, Gaultier
nos propone una mujer sexy y atrevida con
trajes negros llenos de transparencias, algo que a juzgar por el resto
de colecciones vistas en esta fashion
week se podría considerar ya una tendencia.
El diseñador francés
intenta modernizar también los corsés con tiras cruzadas y poniendo su nombre
en la espalda.
Una vez más en esta
semana de la Haute Couture, el broche de oro a un desfile lo pone un impresionante
vestido de novia.
Como todos los años la
colección de Jean Paul es extrema: o la amas o la odias. Es tan radical que es
imposible encontrar un término medio. Yo, personalmente, adoro toda su
trayectoria. Aunque nunca llevaría nada de lo que propone, creo que la magia de
la Haute Couture es esa, crear obras
de arte para sorprender al público, no para que la gente piense “esto si me lo
pondría y esto no”. Porque reconozcámoslo, la mayoría de las personas que vemos
estos desfiles, aunque quisiéramos comprarnos alguna prenda (algo que sería
imposible porque nos endeudaríamos de por vida), nunca nos pondríamos uno de
esos modelitos que se exhiben sobre la pasarela. En cualquier caso (que me
lio), lo que quiero decir es: Jean Paul forever!
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