jueves, 28 de junio de 2012

Ascot.


Las carreras de Ascot son el pistoletazo de salida del verano en la alta sociedad británica. La cita más fashion y extravagante del año, congrega a más de 60.000 personas deseosas de ver correr caballos y de, por un día, poder llevar el tocado más estrafalario posible sin ser criticados.

Ascot se divide en varias partes: el edificio principal está dividido en el recinto real (royal enclosure) al que solo se puede acceder por invitación expresa de la Reina o, con la invitación de una persona que estuviera en el recinto real durante cuatro años seguidos. Al lado del royal enclosure está el recinto de tribuna, al que asiste la clase alta británica. El recinto está dividido en box (que son salas individuales con balcón o sin balcón) estas puede costar hasta 60.000 euros las más exclusivas, donde se sirve langosta y champán francés a grupos de hasta 10 personas. Y por último está el Silver Ring, la parte a la podríamos acceder cualquiera de nosotros con entradas desde los 100 euros. Este recinto tiene muy pocas vistas a la carrera y en el apenas se respira el glamour que ha hecho famoso a Ascot. La gente que va a este recinto (separado del edificio principal) se lleva su comida y hacen picnics en el parking…



Este año la organización decidió imponer una serie de normas a la hora de vestir, ya que el año pasado se pudo ver de todo menos glamour. Alguna de las normas eran: prohibidos los trajes palabra de honor, por encima de la rodilla o con escotes demasiados pronunciados. Los tocados debían cubrir como mínimo diez centímetros de la cabeza. Y en cuanto a los hombres: indispensable acudir de chaqué.
Los organizadores de Ascot incluso difundieron unas imágenes de cómo debería ser una pareja “ideal”.


A pesar de este intento de la organización de que los asistentes lucieran elegantes y discretos, Ascot no defraudó en cuanto a tocados y vestidos exagerados y llamativos se refiere.  Desde el primer  al último día.  Incluso miembros de la familia real (las princesas Eugenia y Beatriz) llamaron la atención, como de costumbre, con sus poco acertados estilismos. 





Volviendo a las hermanastras, yo solo me pregunto una cosas: ¿Qué clase de estilista personal contrataron? Yo adora a las princesas porque a pesar de no tener unos cuerpos diez ni de lejos, ellas se meten (no se como) en sus trajes apretaditos, cogen sus tocados (normalmente muy poco acertados), se suben a la carroza y ya están! Sin duda para mi fueron las mejores de Ascot (con permiso de la Queen) por que asistieron los cinco días, y cuando pensabas que no podían escoger un vestido que le sentara peor, llegaban el día siguiente superándose.




Aparte de las hijas del príncipe Andrés, del resto de la familia Real no hay gran cosa que decir: la Reina tan colorida y maravillosa como de costumbre, y su hija la princesa Ana, no estrenó ningún traje (algo ya habitual en la realeza) llevó los vestidos de la boda de su hija Zara y de su sobrino William. Mención especial merece la esposa del príncipe Eduardo, Sofía Rhys-Jones, por su elegancia. Perfecta todos los días.






El príncipe Carlos y su esposa Camilla.



La princesa Ana.





Sofía Rhys-Jones, una de las más elegantes. 


En cuanto a celebrities se refiere, fueron muchos los que asistieron. Desde la it girl Louise Roe, el piloto de Fórmula 1 Jenson Button, o los padres de la Duquesa de Cambridge: Carole y Michael Middleton. 

Carole y Michael Middleton. La madre de Kate muy elegante con un traje rojo y complementos grises.


La it girl Louise Roe con un vestido de Vanessa G. ¡Siempre ideal! 


El piloto de Fórmula 1más guapo,  Jenson Button, con su novia Jessica Michibatta.


La modelo británica Florence Brudenell-bruce (una supuesta novia del príncipe Harry).


La cantante Katherine Jenkins. 


La modelo Kelly Brook con un vestido de Jacques Azagury y  pamela de Philip Treacy.


El viento jugó alguna mala pasada a las asistentes al hipódromo. Alguna incluso enseñó más de lo que desearía…



Algunos de los colores más solicitados han sido el blanco, el rojo y el azul en honor a la bandera británica. 



Y para acabar, una de señoras inglesas maravillosas, que por un día dejan el sentido del ridículo en casa (me encantan todas).







  

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