Este ha sido mi desfile
favorito hasta el momento, una colección romántica y llena de delicadeza inspirada
en el mundo de la porcelana, cien por cien femenina.
Giambattista apuesta de
nuevo por el trabajo artesanal con unas propuestas inspiradas en las distintas
porcelanas del mundo (la Capodimonte, la Wedgwood… ) y en las flores (“Flores y
colores son lo que las mujeres quieren de mí” declaró el diseñador después del
espectáculo).
Los protagonistas fueron
los vestidos de estilo bailarina cortos y largos con peplum, encaje,
transparencias (especialmente en las faldas), siluetas drapeadas y llenos de
bordados y tules. Patrones delicados y femeninos.
Como decía antes, durante
toda la colección destacan las flores, tanto en estampados, bordados o en
relieve. Los colores claros, principalmente el blanco y el azul, fueron los
predominantes; también destacaron los vestidos de noche rojos con encajes y
tul.
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